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XIII Presentación de alumnos VII Edición MGDS

Tras unas semanas con poca actividad, volvemos para realizar la última presentación de los alumnos de esta VII edición del MGDS. De nuevo y compartiendo experiencias de otros compañeros, ambas alumnas han decidido dejar su ciudad y país natal  para conocer otra cultura, otro clima y, por supuesto, adquirir los conocimientos necesarios para ser unos buenos gestores ambientales. Ellas son Lina Gineth Rodríguez Chitiva y Sara. 
¿Desarrollo? y ¿sostenible? Dos palabras aunque sonoras, distorsionantes. Académica, política y socialmente aceptadas; pero, tan propias y extrañas para quien quiere incluirlas en sus discursos. Lograr una connotación plausible del Desarrollo Sostenible va más allá de la misma complejidad del Desarrollo, el cual ha ocupado las principales líneas estratégicas de casi todos los países durante décadas. 
En el mundo actualmente coexisten, por un lado, una creciente tendencia de concientización por la S.O.S.tenibilidad, y por otro, un progresivo CAPITALismo, desconociendo en ocasiones sus externalidades negativas. No obstante, algo claro: es que la especie humana, antes que buscar otros planetas para hospedar la vida que hay en la tierra (no simple ciencia ficción), tendrá que asegurar lo que hay en la tierra y que por millones de años ha albergado vida. A partir de aquí, se motivan posiciones ambientales, sociales y económicas divergentes, pero planteando siempre la necesidad de llevar a cabo acciones en distintos niveles, que permitan principalmente la mejora en calidad de vida de las poblaciones, la competitividad, la rentabilidad y obviamente, el aseguramiento de recursos para las generaciones futuras.
El reto radica entonces, en encontrar ese equilibrio entre el romanticismo de lo sostenible y lo palpable de lo técnico-económico e inclusive científico. Este fue, es y será un reto enfrentado en cada versión del MXDS, con tanta multiplicidad de orígenes y perfiles que permiten ampliar esa ambigüedad del desarrollo, pero que, enfocando adecuadamente las capacidades de los profesionales y según las necesidades de cada entorno frente a la sostenibilidad, los resultados arrojados serán notoriamente positivos. 
Ahora desde lo micro, en mi caso, ya que soy de profesión Ingeniera Ambiental y originaria de un país en “Vía de Desarrollo”, he concebido la formación dentro del Master con sus clases y prácticas, como una oportunidad para compartir saberes y más aún, para aplicar y replicar el conocimiento adquirido en estos últimos meses, bastantes enriquecedores tanto personal como profesionalmente. Tal vez lo más satisfactorio: hacer parte del equipo que implementa la ICES (Iniciativa Ciudades Emergentes y Sostenibles) BID – FINDETER, para mi ciudad natal. 
Finalmente, para definirme, mis padres hicieron la tarea llamándome: Lina Gineth, y me dieron parte de ellos en su educación y en sus apellidos: Rodríguez Chitiva. Soy orgullosamente Colombiana, nacida en Villavicencio, llanera y enamorada de mi tierra, del imponente embrujo verde que se funde con el azul del cielo y el agua.
Es una ley del llanero darle la mano al que llega,
el que está adentro se atiende y el que está afuera se apea,
 y con gran algarabía se le abre la talanquera
como si fuera un hermano que desde otras tierras viniera”…

A manera de hasta pronto: “Os” espero por mi tierrita!




Lina (izq) y Sara (derecha)

¡Hola a tod@s!

Mi nombre es Sara y a pesar de que las presentaciones públicas no son lo mío (¡uff…!), voy a hacer el esfuerzo e intentarlo.
Por azar nací y crecí en Madrid, una ciudad en la que siempre se echa de menos el color verde y de más el color gris. Tras una infancia curiosa, una serie de libros de Economía que llegaron por casualidad a mis manos cuando estaba en el colegio me hicieron ver que algo funcionaba mal, muy mal. “¿Qué es esto del sistema capitalista? ¿Por qué hace tanto daño? Estudiaré Economía para cambiarlo” ¡Qué sencillo parecía! Mi madre susurraba preocupada por teléfono a la familia: “Ay, que la niña me ha dicho que va a estudiar Economía, a mí no me pega que trabaje en un banco o una oficina, no sé qué se le ha metido en la cabeza”. Que no, mamá, que yo quiero ser como decía J.L. Sampedro, de los economistas que quieren hacer menos pobres a los pobres y no más ricos a los ricos… Tras varios años en una universidad en la que eché de menos el pensamiento crítico (exceptuando algunos grandes profesores y a mis compañer@s de asociación, a los que mando desde aquí un abrazo) marché hacia Barcelona para estudiar asignaturas de desarrollo y medioambiente ya que, con el plan Bolonia, en mi facultad se cargaron la única asignatura que podía decirnos algo tan sencillo como “cuidado, ésto no puede ni va a durar así para siempre” para dejar paso a un sinfín de asignaturas en las que ni se mencionaba que, mira por dónde, vivimos en un planeta finito, y que eso es incompatible con los modelos que los profesores Samuelson o Mankiw nos enseñaban en aquellos eternos manuales de Macroeconomía. En resumen, que cada vez somos más los y las economistas que hemos venido aquí a proteger el planeta (¡temed!).
Respecto al máster, y a pesar de la perspectiva con la que se han abordado algunos problemas y con la que puedo no estar de acuerdo, estoy muy contenta por los conocimientos que he adquirido y por los tan diferentes compañeros con los que he podido compartir estos meses. Llegué un poco escéptica y me voy satisfecha con lo aprendido. ¡Mucha suerte a todas y todos!
Aún así, creo que es importante recordar que estamos en medio de una crisis de valores que es necesario superar si queremos aplicar muchos de los conceptos que hemos aprendido durante estos meses. Que con un par de impuestos ambientales aquí y allá, o un mercado de derechos de contaminación no se soluciona el problema. Que no sólo existe Europa, su legislación medioambiental, las conferencias sobre cambio climático en lujosos salones de actos o los últimos modelos de aerogeneradores. Que también hay millones de personas por todo el mundo defendiendo sus bosques, montañas y ríos, campesinos que quieren las semillas de Monsanto bien lejos o poblaciones indígenas que luchan para que el petróleo no se extraiga porque para ellos es la sangre de la Madre Tierra. Creo que tenemos mucho que aprender de ellos. Y a veces también creo que, tristemente, hemos olvidado nuestro lugar en el planeta…
“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha”
Victor Hugo (1840)
¡ESCUCHEMOS…!
  
Sara B.

Con esto pues, despedimos las presentaciones de la VII edición del MGDS pero esto no se acaba aquí. Tan pronto como vayamos finalizando las prácticas en empresas y los TFM os iremos contando nuestras experiencias a través de este medio. 

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