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La V promoción del Máster en Gestión del Desarrollo Sostenible, para Eva

Todo empezó con el módulo de Ciencia y tecnología, allá por octubre. La primera toma de contacto con la gestión ambiental enseñó y asustó a todos aquellos que proveníamos de ciencias sociales. Raquel y Esther se miraban y preguntaban qué hacían en este máster, y desde cuando un suelo es tan complejo. Pero el esfuerzo dio sus frutos. Roi, de formación empresarial, nos mostró en su presentación del TFM sobre protección contra la erosión en ríos, por qué la caña común es una especie invasora, asombrándonos de tal manera -de esas que te dejan con la boca abierta- que el más espontáneo de los aplausos nos rindió a sus pies.
En Economía y Legislación Ambiental se cambiaron las tornas, y les tocó sufrir a nuestros biólogos y científicos. Aprendimos sobre impuestos ambientales, admiramos la normativa ambiental -o quizás alguno de sus ponentes-, y la profesora María Loureiro nos mostró la importancia e interés de la valoración ambiental. En este punto ya nos conocíamos y yo, situada entre mis Marta de Mar y Marta Montes, así apodadas por sus respectivas carreras, disfrutaba las primeras exposiciones. Noelia y sus árboles, Bieito y Lucía con sus voces calmadas, relajantes, y Elisia con su “portuñol”, carisma que nos cautivó. 
Los módulos de Evaluación Ambiental de Proyectos y Evaluación Ambiental Estratégica establecieron el marco general donde se desarrolla la gestión ambiental, proporcionándonos herramientas de análisis. Además de conocernos, por fin entendíamos cuando hablan nuestras chilenas, la inagotable Marcela y la espontánea Andrea. En las clases prácticas de debate sobre evaluación estratégica vimos la complejidad en la organización de territorios y sus usos, Ricardo actuando como mediador, la verdad, vamos a ver, no nos hizo mucho caso. Por estas fechas, creo que alguien se enamoró, no de Richi lo siento, sino de los índices sintéticos. Así llegaron las navidades y los reyes nos trajeron un aula nueva, trabajos, exámenes y excursiones. 
En enero, las chicas de AdaptaRSE, con las que Blanca tuvo la suerte de compartir los meses de prácticas, y viceversa, nos hablaron del novedoso sector de la Responsabilidad Social Corporativa. Desconocido para muchos, resultó ser un campo muy interesante, casi tanto como ver a Miguel exponiendo con vaquitas bailarinas y mostrando teóricos yogures. La Gestión Ambiental de la Empresa fue el módulo más largo y completo -recordemos que Pilar era la coordinadora- donde otros maravillosos ponentes nos hablaron de sistemas de gestión, la logística inversa, el marketing ecológico o el Lean Green. En este punto Javi, alzando la cabeza, nos sacó de una gran duda que nos reconcomía a todos y cada uno: ¿qué es verde y con asas? 
El Protocolo de Kioto y las energías renovables fue el último módulo donde algunos mirábamos a nuestros ingenieros como Lourdes, para ver si sus caras mostraban más comprensión que las nuestras. Para celebrar el fin de las clases teóricas, conocimos a los compañeros más importantes de todos, el dulce de leche de Cynthia y las trufas de Alba, incondicionales desde ese momento. 
Abril comenzó con el periodo de prácticas, pero instauramos un miércoles de cañas – aquí dejamos otra vez de entender a las chilenas-, para seguir en contacto. Saleta y Cris, un par de compañeras privilegiadas a las que no envidiamos, tuvieron la suerte de aterrizar en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas. Mientras, Ángela se iba a la ciudad rival, volviéndose un esquirol, y Mafe llegaba más al norte del muro, donde sólo los valientes acuden y triunfan. Rut y su OMA haciéndome competencia en las redes sociales, y ganando, o David más feliz que ninguno en el Puerto de Marín, fueron otros destinos. 
Las exposiciones de los Trabajos Fin de Máster fueron el último paso, donde Marta Montes lució su gran sonrisa, Cynthia su embaucador discurso argentino, Raquel su imponente voz, Bieito su baile continuo, Esther su asombroso y recién adquirido conocimiento sobre electrónica y Marcela puso el punto final con su elegante vestido.




Esta pequeña historia te la dedicamos a ti. Un gran placer ser amigos de una chica con ese estilazo, que ni siquiera después de dos días de camping perdías, siempre dispuesta a colaborar con una sonrisa, tímida en principio pero que al darte confianza te lanzabas y hablabas por los codos, y sobre todo buena, buena de corazón. No tenerte con nosotros se nos hace inexplicable e irreal y por ello solo se nos ocurre el detalle de dedicarte las mejores experiencias que compartimos contigo, con todo nuestro cariño. Te queremos Eva. 


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