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La fractura hidráulica a debate

En los últimos años ha surgido una gran polémica en torno al fracking o fractura hidráulica. Sus detractores consideran que generaría graves efectos sobre el medio ambiente, mientras que sus defensores argumentan que si se realiza correctamente, esos daños medioambientales serían mínimos y tendría importantes beneficios como reducir la factura energética o crear empleo.
El fracking es una técnica de extracción energética consistente en la aplicación de grandes presiones licuosas bajo el manto rocoso, utilizando un importante número de recursos hídricos y químicos, provocando en este una fractura que da paso a la liberación de gas para su posterior utilización. Una práctica ya conocida por países como EEUU, Polonia, Alemania y Reino Unido de la que muchos otros como Francia y Bulgaria se mantienen al margen por el momento.
Todavía se desconocen sus efectos totales sobre el medio y las problemáticas sobre su seguridad crean controversia, por lo que  a pesar de existir numerosas peticiones y propuestas de potenciales prospecciones en nuestro país, algunas comunidades se han querido mantener al margen de las mismas, como Cantabria y Andalucía que se han manifestado en contra de dicha práctica, sumándose a los cerca de 400 municipios que han participado en actividades en la jornada del pasado 19 de octubre, día internacional contra el fracking.
Desde las instituciones europeas han mostrado interés sobre la generación de estudios de investigación que pongan de manifiesto el impacto medioambiental del fracking de una manera más profunda, reconociendo entre sus efectos la posible contaminación de los recursos hídricos y efectos en la calidad del aire, dando relevancia a la necesidad de una normativa reguladora.
Esquema tipo de las prospecciones hidráulicas. GreenPg (c)
Los opositores a esta técnica subrayan que los riesgos de su utilización pasan por la contaminación de acuíferos y aguas superficiales, un bien preciado y escaso que se ve consumido en cantidades importantes y que resulta alterado por las numerosas substancias químicas utilizadas por el proceso así como por las presentes en las rocas explotadas, lo han relacionado también con movimientos sísmicos, el incremento del efecto invernadero debido a las fugas de metano y la contaminación del aire, entre otros.
Desde el punto de vista de los defensores abogan por las ventajas en la reducción de la factura eléctrica, reconociendo que los fallos experimentados han sido debidos a la mala praxis empresarial de ciertas corporaciones, debiendo existir protocolos de actuación para evitarlos. Respecto a la contaminación del agua aluden a la profundidad a la que se genera, bajo capas impermeables que no llegarían al a superficie y en todo caso abogan por la prevención de fugas y riesgos asociados.
En este sentido, podríamos plantearnos las ventajas y consecuencias de dicha práctica, qué precio estamos dispuestos a pagar dentro de las múltiples opciones de generación energética disponibles, y cuáles son nuestros intereses y prioridades a corto y largo plazo.
Vemos que este es un tema polémico, controvertido e incipiente del que todavía no podemos tener una visión clara, y donde el punto de convergencia entre ambos discursos parece difícil de encontrarse en un corto plazo de tiempo.

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