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El entorno Post-Kyoto, por Pablo del Río

En una de las últimas sesiones del módulo El Protocolo de Kyoto hemos tenido a Pablo del Río, científico titular del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del Consejo Superior de Investigación Científicas (CSIC), para hablarnos del entorno actual del protocolo. En estos momentos estamos en lo que se llama situación Post Kyoto o continuación de Kyoto.

Tras analizar los distintos escenarios de IPCC y de la comunidad científica se ha llegado al consenso de que evitar el cambio climático ya es imposible, pero sí podemos influir en la magnitud de ese cambio. Existen escenarios que supondrían hasta un aumento medio de las temperaturas de 6ºC, pero el objetivo global más ambicioso es que ese aumento no supere los 2ºC. Para que esto sea posible la concentración de GEI debe ser de 450ppm CO2 (partes por millón en CO2 equivalente), y se calcula que coste de implantar las medidas necesarias es aproximadamente igual el 1% del PIB mundial.

Este coste se realiza optimizando la eficiencia de las medidas a tomar, es decir, analizando los sectores emisores, las tecnologías existentes y sus costes para decidir cuándo y cómo cambiar infraestructuras, fuentes de energía o comportamientos. Es importante tener en cuenta dos factores clave: la inercia energética y la climática. La inercia climática nos habla sobre la imposibilidad de frenar el aumento de las temperaturas dada la situación actual, la acumulación de GEI que ahora existe en la atmósfera hace que el cambio sea ya una realidad, aunque dejásemos de emitir por completo. El ecosistema terrestre no puede modificarse, para bien o para mal, en el corto plazo. La inercia energética nos muestra cómo dada una estructura social y económica los cambios no son instantáneos, sino que tenemos infraestructuras productivas como fábricas y centrales eléctricas, o incluso edificaciones de vivienda, que tienen una vida útil muy larga, de decenas de años, y altos costes iniciales. Si cuando se construyeron no se pensaba en la eficiencia energética la sociedad tendrá que soportar la ineficiencia durante años, y siempre existirán edificaciones más antiguas y peor adaptadas, aparece lo que se llama el «lock in» o bloqueo de las emisiones.

Si tenemos en cuenta estos factores se aprecia como el momento de actuar contra el aumento de las temperaturas es clave. Cuanto más tarde se reacciona, mayores serán los costes, tanto de mitigación como de adaptación al cambio climático. La estrategia a llevar a cabo para conseguir los 2ºC se centra en tres pilares, de forma que es necesario actuar sobre todos ellos para conseguir el objetivo al menor coste posible. Estos pilares son los cambios instrumentales en las políticas públicas, el desarrollo y aplicación de distintas tecnologías y la toma de medidas en todos los sectores. Los principales sectores emisores y contaminantes son: suministro de energía, industria, transporte, edificación (estos 4 acumulan el 80% de las emisiones), agricultura, forestal y residuos. Hay que destacar que el desafío no es reducir las emisiones en 2050 con respecto a hoy, sino con respecto a un escenario de referencia, es decir, al número de emisiones que habría en 2050 si no tomásemos ninguna medida mitigadora.

Por último hablamos sobre las principales cumbres reunidas desde Kyoto y las decisiones tomadas en cada una: Montreal (2005), Nairobi (2006), Heiligendamm (2007), Bali (2007), Poznan (2008), Copenhague (2009), Cancún (2010) y Durban (2011) y Doha (2012). Actualmente no existe ningún acuerdo firme sobre un nuevo protocolo y la situación es muy compleja, caracterizada por la falta de compromiso de los distintos países, la debilidad de las decisiones y la inexistencia de sanciones en caso de incumplimiento.

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