Economía ambiental y métodos de valoración con María Loureiro
Los dos últimos días de la pasada semana se dedicaron la asignatura de Economía Ambiental, contando con Maria Loureiro, Profesora Titular del Departamento de Fundamentos de Análisis Económico en la Universidade de Santiago y doctora por la Washington State University.
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María Loureiro en el aula del MGDS |
Empezamos con una introducción sobre el concepto de sostenibilidad desde el punto de vista de la economía, donde la idea de crecimiento económico queda en un segundo plano para dar prioridad al enfoque del desarrollo económico. Este es un concepto más amplio y diversificado, para el que se precisan no solo indicadores de valor monetario como puede ser el PIB, sino que se incorporan otro tipo de indicadores, como la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización en el caso concreto del IDH, por ejemplo, que permiten generar una imagen más acertada de la realidad.
La búsqueda por una calidad de vida óptima y plural se topa con un concepto interesante, como es el de perpetuidad, tanto de la calidad de vida como de la vida humana, desarrollada en un sistema complejo, con incertidumbre, donde el capital social y natural están en constante interacción.
Hay infinidad de indicadores que podemos utilizar para obtener datos: IDH, capacidad de carga, ciclo de vida, huella ecológica….etc
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Mapa de la huella ecológica a escala mundial |
Los recursos naturales y/o medioambientales pueden contener dos tipos de beneficios: de mercado (por ejemplo el precio del pescado) y de no mercado (el placer de bañarse en el río). La valoración no significa cuantificarlos en un precio, sino estimar su valor en función de técnicas de valoración, para poder operar con datos, en relación a circunstancias que lo demanden necesario, por ejemplo para compensación de víctimas, daños ambientales…etc.
En este ámbito se hace necesaria la distinción de dos conceptos como son el valor de uso (utilidad y disfrute) y el valor de cambio (el precio de mercado, lo que se paga), el valor de opción (al uso o disfrute futuro), valor de existencia (valor que para nosotros tiene el recurso en sí mismo por el hecho de que exista).
En la sesión del viernes estudiamos los métodos de valoración. Estos pueden ser directos (preferencias declaradas: lo que los individuos dicen que prefieren en encuestas, experimentos…) o indirectos (preferencias reveladas: acciones de mercado). Dentro de cada uno de estos grupos existen diversos métodos. Nosotros nos detuvimos con un método directo, la valoración contingente, y otro indirecto, los precios hedónicos.
El método de precios hedónicos consiste en modelar el precio de un bien en función de sus características, ya que son estas características las que les proporcionan utilidad o bienestar a los individuos. Un ejemplo habitual es el caso de las viviendas, cuyo precio dependerá del número de habitaciones, ubicación, antigüedad…
Este método requiere una serie de pasos. En primer lugar se deben recolectar datos, que pueden ser primarios (elaboración de encuestas propias) o secundarios (estadísticas, censos…). Posteriormente se debe realizar la estimación, en la que tendremos el precio (o el logaritmo del mismo) como variable explicada y las diversas características como variables explicativas. En tercer lugar hay que interpretar los resultados. A continuación se debe analizar la robustez de los resultados. En último lugar, este método permite realizar predicciones, obteniendo una estimación de cuánto variaría el precio ante un cambio en una característica.
Después de comprender este método, analizamos un ejemplo de cómo el precio del pescado se vio afectado por la contaminación del Prestige y por su cobertura mediática, que creó un estigma (atributo negativo que afecta al valor de los bienes; pérdida de valor que se prolonga más allá del coste para remediar la contaminación). Así, comprobamos que el precio del pescado descendió tras la catástrofe, y que las noticias afectaron negativamente al precio, independientemente de que fuesen positivas o negativas.
El método de valoración contingente consiste en preguntar a los individuos su valoración de políticas o atributos ambientales. Es un cuestionario que trata de estimar la disposición a pagar por la conservación de un recurso, o la disposición a ser compensado. Aunque se ha usado en numerosos estudios, recibe críticas por los sesgos que pueden existir. Sin embargo, este método es útil, al permitir obtener un valor cuando no existe mercado.
Para obtener resultados fiables hay que seleccionar una muestra representativa, diseñar adecuadamente el cuestionario, elegir cómo formular las preguntas (cara a cara, correo, teléfono…) y validar los resultados obtenidos (validar contenidos y criterios, comparar resultados con estudios similares…).
Del mismo modo que en el método de precios hedónicos, también analizamos un ejemplo para comprender mejor el procedimiento. En concreto, vimos un estudio en el que se utilizó la valoración contingente para valorar los daños ocasionados por el Prestige.
También aprendimos que ninguno de estos métodos es mejor que el otro. Los dos pueden proporcionar buenos resultados, aunque para ello es necesario tener buenos datos y tratarlos correctamente.